Courage Is Realizing I Will Not Grow Old In My Beloved Country
| Maria Isabel (Spanish Version Below)
I am beyond thankful that I was born in a small town by the sea in Venezuela. When I was little I used to travel to a lot! I visited the US, Mexico, England and Spain to name a few. I always thought they were beautiful countries, but I could never picture myself growing old in any other place other than my own small town. Was it love for my home, or fear of leaving my comfort zone?
The economic, social and political situation of Venezuela worsens each year. In 2016 my little cousin turned 15 years old. Her sister and I knew that we’ll both be out of college and working for the quinceanera, and we promised ourselves that we would be the ones paying for that. When the moment came and we saw we couldn’t afford the party I realized that I was stuck in Venezuela and needed a change. At the same time, I didn’t want to leave my town, my family and my friend.
That same year my friend was moving to the United States and insisted that I should move with her. After my cousin’s quinceanera and a short trip I made to the United States, a voice inside my head told me it was time to take a leap of faith and move away. I always had the option to come back home if necessary.
I moved to Miami in May of 2016, and it was extremely hard. Both my friend and I were struggling to adapt and conform to society. My friend got an invitation to move to Connecticut and I was even more afraid to move to the north. I knew it was going to be cold there, and I didn’t speak English, but again, I knew that I could always go back home if necessary. It was extremely hard to move to another country and do things that I had never done before. I was cleaning houses or doing other jobs that I never even thought I was going to do, but at least I learned how to speak English without going to a school.
One day my dad called me to tell me that he didn’t like the idea of all of us being in a different country, and that he was going to move to Chile along with my mom and my brother. For me it was a no-brainer, and I moved there with them. My dad was a known OB-GYN back at home, and he moved to a new country to start from scratch just to keep us all together. My brother and I were scared of moving there without real stability, but we did it anyways.
It’s been a couple of years since we moved, and we have undergone many changes. My dad works in a small practice, and my mom dedicates herself to household chores. My brother, who graduated from college as a mechanical engineer, works as a sales executive in a call center, and I work at a firm doing auditing.
Getting out of my comfort zone was hard, but it has been a rewarding process. I have had endless opportunities that I wouldn’t have if I had stayed home, in my small town by the sea.
Spanish Version
Nací en el año 1.989 en el Estado Vargas, mejor conocido como La Guaira (Venezuela) y para mí ese era el mejor lugar del mundo para vivir porque me asomaba en mi ventana y podía disfrutar de una hermosa vista al mar, porque ir a la playa a relajarme solo me tomaba 15 minutos, porque la gente allí es muy amable y alegre, porque no tenía el estrés de una gran ciudad. Siempre disfruté viajar, conocer otras ciudades y países, pero al llegar de cada viaje (viajes que incluían países como USA, México, Inglaterra, Italia, España y Francia), decía “Hermoso país, pero no me veo viviendo en otro lugar, aquí en mi Guaira voy a envejecer”. De hecho, una vez intenté vivir en otro estado, a 2 horas de distancia del mío y no pude, me devolví después de un mes ¿amor a mi lugar de origen o miedo a dejar la zona confort?.
Con el paso de los años la situación económica, política y social de Venezuela fue pasando por momentos muy difíciles, en el año 2016 fueron los 15 años de mi prima menor, cuando ella nació su hermana y yo (con 10 y 11 años de edad) dijimos “Cuando Paola cumpla 15 años nosotras vamos a tener 25 y 26, así que esa fiesta la pagaremos nosotras y será espectacular”. Llegó ese día y para mí fue un choque muy fuerte recordar todas las veces que decíamos con certeza que podríamos hacernos cargo de todos esos gastos y no pudimos. Justo en ese momento apareció un miedo inmenso “Me estoy quedando estancada y no quiero, pero tampoco quiero dejar mi ciudad, mi familia y mis amigos ¿qué voy a hacer?”
Justo en el 2016, una de mis mejores amigas estaba insistiendo con la idea de irse a Estados Unidos para buscar nuevas oportunidades, muchas veces me pidió que la acompañara y yo le decía “estás loca, vete a pasar trabajo tu sola”, yo no estaba dispuesta a aventurarme de esa manera, tenía miedo de dejar mi zona de confort y de no lograr nada yéndome, pero luego de los 15 años de mi prima y de un viaje familiar que realicé a USA, apareció una voz interna que me dijo “Tienes que hacerlo, no hay que perder, lo peor que puede pasar es que tengas que regresar”. Así que la decisión estaba tomada, llamé a mi amiga para decirle que tenía compañera y hablé con mis padres quienes no dudaron en darme su apoyo.
Mayo del 2016, una maleta llena de miedos, expectativas y sueños, un avión me llevó a Miami, mi amiga y yo vivimos un mes muy fuerte, no lográbamos adaptarnos incluso teniendo muy buenos amigos allí, a mi amiga le llegó la invitación para ir a intentar en Connecticut, apareció otro miedo “¿Al norte? ¡Yo no sé hablar inglés!”, pero me volvía decir “No tienes nada que perder, solo inténtalo, si no funciona te devuelves”. Fue difícil, recibí unos cuantos golpes al ego porque tuve que hacer trabajos que nunca había pensado hacer, limpiar casas cuando en la mía siempre tuvimos quien lo hiciera por nosotros es un ejemplo. Entre lágrimas y esfuerzos también tuve momentos muy buenos, como por ejemplo ¡Aprendí a hablar inglés sin necesidad de ir a una escuela!
Entre tantas cosas, mi salida del país provocó un miedo en mi padre “la familia se va a separar completamente”, él y mi madre se quedarían en Venezuela, mi hermano pronto se graduaría y se iría a cualquier otro país; así que el miedo de tener a la familia separada, lo llevó a tomar la decisión de buscar un país con una economía estable, seguridad y que el idioma no fuera una barrera. Unos meses después de mi partida me llamó y me dijo “Hija, decidí irme a vivir a Chile, tu mamá y tu hermano se van conmigo, ¿te quedas allá o te vas con nosotros?”. Sin pensarlo decidí aceptar su propuesta, pero primero agotaría mis meses como turista en USA, luego de 1 mes en Miami y 5 en Connecticut, compré un pasaje que me llevaba de USA a Venezuela y luego de Venezuela a Chile.
Mi padre y yo llegamos a Chile en Noviembre del 2016 solos, ya que, mi hermano finalizaba la universidad en enero y mi madre se quedaría acompañándolo. Recuerdo escuchar a mi padre llorando todas las noches preocupado por los que se habían quedado y pensando en si había sido una buena idea.
Mi padre a sus cincuenta y tanto años ya tenía un estatus importante, un Ginecólogo-Obstetra con una carrera bastante reconocida en nuestra ciudad con comodidades económicas, quien se arriesgó a empezar de cero, solo para poder mantener junta a su familia y hacer que sus hijos vivieran en un país con mejores oportunidades.
Mi madre a sus cincuenta y tantos años que nunca se imaginó dejando a sus padres y a su familia sola, tomó la decisión solo por apoyar a su esposo y a sus hijos.
Mi hermano y yo con miedo de no conseguir una estabilidad.
Ahora en 2018, los cuatro somos residentes de Chile, mi padre trabaja en un pequeño consultorio, mi madre trabaja fuertemente atendiendo la casa y vendiendo dulces en la oficina en la que trabaja mi hermano, mi hermano siendo Ingeniero Mecánico está trabajando como ejecutivo de ventas en un call center y yo estoy trabajando como Consultor en una firma Auditora.
No ha sido fácil, hemos pasado por momentos difíciles, pero estar juntos nos ha ayudado a superar todos los obstáculos. Sabemos que con trabajo e integridad podremos tener más de lo que tuvimos antes.
Con esta historia quiero que se den cuenta de que superar un miedo, puede inspirar a otros a superar los suyos.
Un miedo nos puede paralizar o nos puede impulsar a superar otro, está en ti saber qué hacer con esos miedos.
¡Arriésgate! Después de todo ¿Qué es lo mejor que puede pasar?
Yo hoy te estoy escribiendo desde Brasil, en dónde estoy haciendo un voluntariado que durará 6 semanas, ¿Hubiese podido hacer esto si no me hubiese atrevido a superar el miedo de dejar mi zona de confort? ¡No lo creo!
Todo lo maravilloso de la vida está al otro lado del miedo, así que rompe esa barrera y salta. Nadie dice que será fácil, pero con paciencia y fuerza te darás cuenta de que valió la pena.